miércoles, 2 de junio de 2021

LOS INCAS

 

DIFERENCIACIÓN SOCIAL Y RECIPROCIDAD

Los Incas eran un pueblo originario de las sierras del Perú. A través de numerosas guerras de conquista y una hábil política de alianzas, lograron extender su dominio sobre otros pueblos que habitaban el área andina. La influencia política y cultural de los incas se extendió en un amplio territorio ubicado a lo largo de la cordillera de los Andes, en el que vivían alrededor  de 12 millones de personas, de muy diverso origen étnico. La lengua de los incas – el quechua – se convirtió en la más importante de las veinte  que se hablaban en la región andina.



La base de economía incaica y de los pueblos que estaban bajo su influencia fue la agricultura. Frente a los obstáculos que el medio natural presentaba para el desarrollo de cultivos a gran escala, los incas desarrollaron técnicas que les permitieron obtener cantidades crecientes de alimentos. En las zonas áridas cercanas a la costa del Pacifico, construyeron canales de riegos y fertilizaron el suelo con  guano – excremento de aves marinas -. En las tierras interiores, donde predominaban las sierras, lograron cultivar sobre los terrenos inclinados de las laderas construyendo terrazas.

Hacia el año 1400, los incas habían alcanzado una sólida organización económica y política, y entre ellos se diferenciaban diversos grupos sociales.

La mayoría de la población estaba compuesta por hombres libres que vivían de los cultivos y de la cría de animales que realizaban en sus tierras. Los campesinos se agrupaban en comunidades a las que llamaban ayllus. Cada ayllus estaba integrado por un conjunto de personas unidas por lazos familiares y que se consideraban descendientes de un antepasado mítico común.    

Los campesinos que integraban el ayllu no eran propietarios individuales de las tierras que ocupaban. Las tierras eran propiedad de toda la comunidad, el trabajo estaba organizado de manera colectiva, y los alimentos que se obtenían eran repartidos entre todos los integrantes del ayllus. Esta forma de organizar la subsistencia fue denominada reciprocidad. La práctica de la solidaridad interna y la cooperación entre los miembros de un grupo familiar  extenso eran habituales entre los pueblos del área andina, aun antes de que la influencia de los incas se extendiera por la región.

En cada comunidad de campesinos se destacaban los curacas, quienes se diferenciaban porque eran considerados descendientes directos de los antepasados fundadores del ayllu. Los curacas tenían el privilegio de no trabajar la tierra y eran los encargados de organizar el trabajo de los campesinos. Muchos de estos jefes locales recibían una educación especial en la capital del Estado incaico, el Cusco, y luego se desempeñaba como jefes de los gobiernos provinciales.

Un grupo social que tenía los mayores privilegios estaba formando por los sacerdotes, los jefes guerreros y los más altos funcionarios del Estado. El emperador, llamado INCA, palabra que en QUECHUA significa “hijo del Sol”, pertenecía a este grupo social.   

LA PROPIEDAD DE LA TIERRA Y LA ORGANIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

En el área andina, se diferenciaba cuatro zonas que tenían distintos climas y diferentes altitud, la costa, la sierra, la puna y la selva. En cada una ellas, se obtenían diversos tipos de alimentos.


Para mejorar la alimentación del conjunto de la población, los incas organizaron un sistema de distribución de alimentos entre las habitantes tuvieran una alimentación más variada. Todas las tierras eran consideradas propiedad del Inca; pero, al mismo tiempo, estaban divididas en tres categorías y cumplían distintas funciones.

Las tierras del INCA estaban destinadas exclusivamente al mantenimiento de la familia real y del grupo de jefes militares y funcionarios más cercanos al emperador. Las tierras del ayllu eran trabajadas por las comunidades de campesinos, quienes obtenían de ellas una parte de los productos necesarios para su subsistencia. Las llamadas TIERRAS DEL INTI, en quechua, “sol”, estaban administradas por los sacerdotes, y su producción servía para el sostén del culto religioso oficial. Además de los alimentos para los sacerdotes, en las tierras de INTI se criaban animales destinados a ser sacrificados para honrar a los dioses.

EL FUNCIONAMIENTO DEL ESTADO

La máxima autoridad del Estado teocrático incaico era el emperador, el INCA, a quien se reconocía como “hijo del Sol”. El emperador concentraba en su persona la autoridad política y religiosa, y gobernaba asesorado por un consejo integrado por miembros del grupo privilegiado, llamados orejanos.


La organización y administración del Estado inca, así como la extensión de sus dominios, estuvieron basadas en la centralización del mando militar. Los ejércitos del Imperio, integrados por hombres reclutados entre todos los ayllus, estaban conducidos por los jefes guerreros designados directamente por el Inca. Los tributos en trabajo de la mayoría de la población del Imperio estaban destinados a la construcción de una red de caminos que servía para agilizar las comunidades entre los funcionarios del Estado, transmitir las órdenes militares y permitir un rápido traslado de los ejércitos. A lo largo de los caminos, los incas establecieron tambos o postas, que eran lugares de descanso y de reaprovisionamiento para las tropas que controlaban el orden interno y la seguridad de las fronteras.

El Estado inca también integró a otros pueblos a través de alianzas pacíficas. En estos casos, los grupos dirigentes locales se comprometían a entregar tributos a los almacenes reales, a cambio de los regalos y los bienes con los cuales el emperador retribuía a las familias más poderosas. Entre otros favores, concedía a los hijos de los grupos dirigentes de esos pueblos la posibilidad de estudiar en el Cusco y de servir, más tarde, como altos funcionarios del Imperio.