NUESTRO PRESENTE Y NUESTRO PASADO
Mira a tu alrededor.
Este apunte que estás leyendo, la ropa que llevas
puesta, los muebles y las paredes que te rodean, los útiles que usas para
escribir, los vehículos que pasan por la calle, la calle misma, la ciudad toda,
son resultado de la labor humana.
Cada uno de esos objetos tiene su pasado y sus antecedentes: antes de utilizar automóviles o tres eléctricos para trasladarse de un lugar a otro, las personas viajaron en vehículos impulsados por la fuerza del vapor, del viento o por la tracción animal.
Si
observas fotografías antiguas de tus padres o de tus abuelos, de sus reuniones
familiares, de sus antiguos lugares de trabajo o de sus viviendas en tiempos
pasados, verás que se vestían de modo distinto del actual y que sus muebles o
sus enseres domésticos también eran diferentes de los que se emplean en estos días.
Fue el trabajo humano, continuando de generación en generación a través del tiempo y sumado a otras circunstancias, el que dejó como resultado nuestra actual civilización. Los caminos, los edificios, los aviones, las computadoras, el lápiz que utilizamos para escribir, todo ha sido construido por el hombre luego de un largo proceso que duro muchos milenios. El hombre modifico inclusive la naturaleza al construir canales, disecar pantanos, ganar tierras al mar.
Nuestro
presente y nuestra civilización son,
entonces, el resultado de un dilatado pasado que también nos pertenece, aunque
no lo hayamos vivido personalmente.
Entendemos por civilización
el grado de evolución y desarrollo que alcanza una sociedad en sus múltiples
expresiones: cultural, técnica, política, artística, económica.
En
todos los tiempos los seres humanos se interesaron por conocer su propio pasado
porque ese conocimiento ayuda a entender mejor el presente.
La
ciencia que estudia el pasado humano se llama HISTORIA.
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