La Organización Panamericana de
la Salud define la salud pública
como “el esfuerzo organizado de la sociedad, principalmente a través de sus
instituciones de carácter público, para mejorar, promover, proteger y restaurar la salud de las poblaciones por
medio de actuaciones de alcance colectivo”. Al hablar de esfuerzo se refiere al
conjunto de acciones, instituciones, leyes
y recursos que se ponen en juego con el propósito de atender la salud de
la población.
El aspecto que vamos a destacar
es el carácter colectivo de la salud pública: no se piensa de manera
aislada en la salud de cada uno de los
individuos de una población sino en la
salud integral de un conjunto de personas que viven en un determinado
contexto sociocultural.
La noción de salud pública ha
tenido una dimensión social desde sus origines, pero no siempre ha tenido la
relevancia actual. En los siglos XVIII y XIX se limitaba prácticamente a la
higiene y al control de las epidemias. El avance de la industrialización y la
consecuente formación de un sector social de trabajadores urbanos que vivían en
muy malas condiciones de salud
incentivaron cierta preocupación por la dimensión social de la salud. No
obstante, recién hacia mediados del siglo XX, de manera simultánea con el desarrollo de los derechos humanos y, en
particular, de los derechos sociales, comenzaron a registrarse definiciones en el ámbito de la
salud pública.
Desde este paradigma, al analizar
las causas de las enfermedades se reconoce una multiplicidad de factores o
determinantes de salud, entre los cuales se pueden encontrar cuestiones sociales y
medioambientales. Esto significa que,
para procurar la salud de las
poblaciones, es preciso atender esos factores de manera integral. Además, es muy
importante que la población participe en los distintos momentos de generación y
adopción de políticas vinculadas a la salud en los diferentes espacios, desde
lo local a lo internacional.
Cada país o cada región necesita
resolver los problemas que hacen a la salud publica de su población de manera
particular, según las especificidades. Sin embargo, existen normas generales,
sugeridas por organismos internacionales especializados en la materia, como la
OMS y la OPS, entre otras.
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